Hace relativamente poco tiempo se inició una campaña publicitaria televisiva promovida por el Ministerio de Asuntos Sociales y suscrita también por otras instituciones u organismos públicos (como por ejemplo la Cruz Roja, Comisiones Obreras, etc.). Semejante campaña publicitaria pretende mentalizar supuestamente a la sociedad de que las personas por una u otra causa sean “diferentes”, (bien sea por raza, nacionalidad, minusvalía, etc.) sean tratadas en un plano de igualdad, comprensión y solidaridad por el resto de todas las demás personas que conviven o convivimos en sociedad.
Así, por ejemplo, aparecen en dicho “anuncio” televisivo, el escritor Oscar Wilde y lo asocian con el calificativo de “marica” (homosexual), y el científico Albert Einstein al cual califican de “judío” (como si ser judío fuese pecado), Martín Luther King lo califican de “basura negra” y al científico matemático y astrofísico Stephen Hawking, el cual padece la enfermedad de Gherin que le mantiene en una silla de ruedas desde los 20 años y se comunica con un sofisticado sintetizador de palabras, lo califican de “inútil” debido a su minusvalía.
Para finalizar, el anuncio publicitario termina con la siguiente parrafada: ¿Acaso tu te crees mejor que estas personas?.
El anuncio está bien y refleja verdaderamente el sentimiento adverso que la sociedad muestra hacia este tipo de personas. Pero, así mismo, resulta paradójico que el Ministerio de Asuntos Sociales; dirigido por la “ministra cuentapobres”, Matilde Fernández, sea incapaz de dar una verdadera respuesta positiva para adelantar este grave problema humano de insolidaridad. Con lo cual este Ministerio manifiesta claramente que es una de las instituciones más inoperantes, incompetentes, intransigentes, insolidarias, retrógradas e involucionistas del país. Así mismo, nadie absolutamente (ni gobierno, ni oposición, ni sindicatos, ni sociedad) están dispuestos a solucionar el problema de insolidaridad y, por consiguiente, de marginación absoluta y miseria escandalosa de ciertos colectivos sociales existentes en nuestro país.
La conclusión final que saco, como persona afectada y experiencia directa que he tenido y posiblemente vuelva a tener de marginación socio-laboral durante nada menos que 6 años (que son muchos), es que semejante campaña publicitaria será como las anteriores absolutamente ineficaz, terminará por desaparecer de la programación y quedará en el olvido.
Los poderes públicos, a mi juicio, son los verdaderos culpables directos y activos y los paridores de semejante situación de insolidaridad y discriminación y, por consiguiente, la sociedad es el reflejo de dicho comportamiento y culpable pasivo.
Como botón de muestra, el colmo de la hipocresía llega cuando los funcionarios del INSERSO , sobre todo psicólogos (expertos come-cocos y lavadores de cerebro), argumentando grotescas opiniones, pretenden hacer creer que el responsable único y directo de la desintegración socio-laboral de los disminuidos físicos es el propio disminuido. Hay que ser zafio, zoquete, necio, memo y majadero para hacer semejantes afirmaciones.
Así mismo (y personalmente) considero que la integración socio-laboral de los minusválidos no se trata de mayor o menor preparación, ni tampoco de hacer más o menos cursillos formativos. La desintegración de este colectivo se debe a la injusticia, insolidaridad, intransigencia, intolerancia... y todas las manifestaciones del egoísmo humano.
Aquí, en nuestro país, lo que predomina, desgraciadamente, tanto a nivel social como gubernamental, es la crueldad, egoísmo, deshumanización, materialismo, consumismo, insolidaridad, intolerancia... y competitividad (que personalmente considero mal entendida). En nuestra sociedad al parecer, solamente tienen cabida los políticos cínicos, hipócritas, demagógicos y mentirosos; famosos (toreros, cantantes, actores...); listos (lo cual no quiere decir necesariamente que sean inteligentes) y funcionarios (que poseen trabajo y sueldo vitalicio).
Ante esta sombría situación (por un lado la insolidaridad empresarial/social y por otro la insolidaridad gubernamental/institucional) determinan entre ambas la desintegración socio-laboral de la mayoría de los disminuidos físicos.
Recuerdo el 22 de marzo de 1991 en el programa de TVE “Tribunal Popular”, el “fiscal” Xavier Nart, puso de manifiesto con meridiana claridad de las deficiencias, incongruencias e incumplimiento de leyes en este tema.
Pero, al parecer, los Poderes Públicos les importa un rábano todo.
Son conscientes de que los disminuidos físicos no constituimos ningún grupo de presión, ni hacemos huelga, ni manifestaciones, ni le damos ningún tipo de quebraderos de cabeza; por este motivo nos margina cruelmente.
Por ejemplo, sin ir más lejos, a los funcionarios de la institución Pública del INSERSO deberían concederles la medalla del cinismo y la hipocresía. Los funcionarios de esta institución se escudan en frases tales como “yo no hago las leyes ni puedo cambiarlas”, “aquí no podemos gestionar ni conceder trabajo a los minusválidos”, “no podemos hacer nada”, “lo siento mucho”, “que tengas suerte” y otras similares. Frases todas ellas que demuestran el estilo de unos funcionarios al servicio de una institución (INSERSO) tan cretina e intransigente como insensible e insolidaria.
Pero, ¿es acaso justo que los minusválidos tengamos que sufrir las nefastas consecuencias de desintegración socio-laboral porque los empresarios (insolidarios) no quieren integrarnos en el mundo laboral ni empresarial?; ¿es que es acaso razonable que el Gobierno, a través de sus instituciones, tampoco quiera integrarnos laboralmente, ni tan siquiera concedernos una pensión digna?; ¿tenemos que vivir por tanto resignados y supeditados toda la vida a nuestros padres y familiares); ¿dónde está la democracia, el estado de derecho, el cumplimiento de los artículos constitucionales 9.2 y 49, que implica y compromete a los Poderes Públicos (y a nadie más) a la resolución integracionista del disminuido físico?; ¿dónde están la libertad, la protección social y el Estado del Bienestar donde vivimos de esta sociedad “capitalista”?; ¿es que los minusválidos de este país (por el mero hecho de ser minusválidos) no tenemos derecho a tener un nivel mínimo garantizado de decencia humana y calidad de vida que iguale (en la medida de lo posible) al resto de los ciudadanos?, ¿es que el futuro de este amplio colectivo social es descender a lo mas bajo de la sociedad capitalista donde vivimos y vernos, de este modo, obligados a mendigar y robar?
Por lo anteriormente referido, no es de extrañar que los funcionarios del INSERSO se semejen a insensibles y pedantes “robots” cuya única programación asimilable es dar estricto cumplimiento a la nefasta legislación vigente actual que nos afecta a los disminuidos físicos. Así mismo, al parecer, el único concepto válido para estos funcionarios es “DENEGAR” (que repiten insistentemente en sus resoluciones y escritos como si de discos rayados se tratase).
Es evidente que semejantes leyes además de ser retrógradas e involucionistas son, desde un punto de vista personal, aborrecibles, despreciables y odiosas. Por consiguiente, es o sería necesario derogarlas lo antes posible y sustituirlas por una legislación efectiva y eficiente que corrigiese de una vez y para siempre semejante injusticia. El día que esto se consiga se habrá ganado en España una nueva batalla por la auténtica y verdadera democracia. De lo contrario, la integración de los disminuidos en la sociedad será una utopía y no un hecho real y palpable.
Por eso la forma de actuar del INSERSO es la siguiente:
Por un lado, esta institución da por respuesta, cuando se le pregunta, la callada. Y por otro lado, cumple estrictamente las leyes que le resultan cómodas e incumple, por supuesto, las que les resultan incómodas.
Por eso, muchos disminuidos físicos experimentan un sentimiento de estremecido rencor, de impotencia ante la arbitrariedad dictatorial de la Institución, de la justicia reclamada reiteradamente, de derecho pisoteado impunemente y de ira reprimida. Y ese sentimiento, aunque no sirva de nada, a efectos prácticos se mejora de calidad de vida, en muchos minusválidos les hace sentir que son personas sensibles, libres y humanas.
Recuerdo en este mismo sentido una cita de MARY TYLER: “La adversidad alimenta el valor. Nadie puede ser valiente si en la vida sólo le han sucedido cosas maravillosas”.
El hecho, por tanto, de que la inmensa mayoría de los disminuidos físicos de este país estemos marginados y apartados de los valores materiales y espirituales de la sociedad en la que vivimos atestiguan el carácter inconstitucional y antidemocrático del Gobierno y los Poderes Públicos que nos gobiernan y administran. En cualquier caso, la irracionalidad está servida.
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